Lo confieso, soy una Gleek.

sábado, 17 de mayo de 2014

Atención: entrada larga, cansina, absurda y moñas.


Los que somos amantes de las series, nos metemos a fondo en ellas, nos enamoramos de sus personajes, esperamos con ansias más capítulos, lloramos y reímos con ganas...

Por mi vida han pasado muchísimas series. Algunas infinitamente mejor que otras en muchos sentidos (ya sea el mensaje, la historia, el guión o el presupuesto).

Y cuando acaban... vaya hueco nos dejan. Son muchas las que me han dejado un gran hueco y ganas de más, y sin embargo otras me ha dado un poco igual. Hace poco me sorprendía a mí misma sintiendo que no echaría tanto de menos HIMYM como me esperaba... Tal vez culpa de la última temporada.


Y sé que muchos se reirían de mí o no entenderían mis sentimientos con una serie que comparto en gustos con muy pocos de los cercanos a mí. Estoy hablando, como se habrán dado cuenta de Glee. ¿Por qué una serie de adolescentes para adolescentes con sus problemas hormonales iba a llegarme tanto o más que una más hecha para alguien como yo, como sería HIMYM?

Pues no lo sé. A mi también me sorprendió cuando empecé a vérmela. Yo era de las que decía "Pff, vaya chorrada de serie moñas para críos" y me negaba a verla. Pero un día empecé. Será la amplia variedad musical o la música en sí, será el sentirme identificada con uno o varios personajes, será que es una serie que ataca mucho a los feels y a los recuerdos... No lo sé, pero tiene poderes sobre mí y siento como si les hubiera visto crecer (que aunque en cierto modo es así, sabemos que los actores no tienen la edad de los personajes) y hubiera crecido yo misma a la vez...

Ay, yo que sé. Sentimentalismos absurdos varios.

El caso es que empiezo a ver el final muy cercano (y que si no lo está, me pasará como con HIMYM porque alargarán lo inalargable) y empieza a entrarme nostalgia. Y es que como gran amante de los musicales, esta serie ha marcado un antes y un después en mí. Aunque suene a chorrada, me ha ayudado muchísimo en un momento en el que era necesaria para recordarme quien soy y lo que espero de mi vida, darme cuenta de que había perdido demasiado tiempo.

Por todo ello, y mucho más, lo confieso, soy una Gleek.

He elegido esta versión porque es con la que más he llorado
y la que mejor identifica la nostalgia que me da pensar
en esta serie...


En próximos capítulos: Lo confieso, soy una Whovian.



PD: Me niego a comentar algo sobre Cory Monteith que, por alguna razón que desconozco, me afectó de sobremanera tanto en la vida real como en la serie.
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